Cuentos para dormir

miércoles, 20 de agosto de 2014

En esta ocación pondre un par de cuentos muy hermosos, espero os guste:

La muñeca mágica

Érase una vez una niña que estaba haciendo los deberes en su habitación y como tenía muchos, estaba muy cansada y decía 1+1=…  Y en ese momento oyó una voz que le decía “2”. Ella sorprendida se giró y vio que era su muñeca. Entonces, se asustó y se fue con su padre. Pero su padre decía que era mentira, así que la niña fue a su habitación muy asustada, pero descubrió  que ya no estaba. Siguió haciendo los deberes y dijo 4+4… y una voz volvió a decir “8”. La niña se giró y era la muñeca, pensó que ya que le decía las respuestas, ¿por qué se iba a chivar? Así que le dijo a la muñeca que si le ayudaba a hacer los deberes y esta aceptó. Pero el padre que estaba en su despacho se dio cuenta de que había otra voz que no era la de su hija así que fue a mirar. Al ver la muñeca, el padre se asustó pero la niña le dijo que le estaba ayudando a hacer los deberes. En ese momento el padre pensó que ya que le hacía los deberes a su hija, a lo mejor también hacia su trabajo. Entonces, cogió la muñeca y se la llevó a su despacho, pero cuando la dejó encima de la mesa se quedó quieta comportándose como un peluche más. El padre le devolvió otra vez la muñeca a la niña y la muñeca empezó otra vez hacer sus deberes y la niña le dijo al padre: “eso te pasa por no creerme”. Y desde ese día el padre creyó en la niña.

   
   LA VARITA
Érase una vez una mujer muy mala que tenía una hijastra llamaba Sandra. Esta era muy buena y vivía con su madrastra que le hacía la vida imposible. Sandra tenía que limpiar y cocinar porque su madrastra le obligaba. La pobre estaba harta porque tampoco le dejaba salir ni hablar con la gente.
Un día Sandra decidió escaparse cuando la madrastra se fuera. Como la casa estaba al lado de un bosque, se metió en él y se perdió. Estuvo buscando la salida, pero de repente se tropezó con algo, miró al suelo y era una varita. La cogió y siguió buscando la salida, pasada la hora, la encontró.
Llegó a casa y la estaba esperando la madrastra furiosa que le echó una terrible reprimenda. Sandra se fue a su habitación, harta de la madrastra, miró la varita y dijo:
-¡Deseo que alguien venga a por mí y me libere de esta pesadilla!
Luego, se dio cuenta de que pedir un deseo a una varita era una tontería, pero no, porque esa varita era mágica.

Al día siguiente Sandra se volvió a escapar.  Esta vez, se dirigió a un pueblo cercano a su casa. Allí conoció a un chico, los dos se enamoraron y se fugaron juntos y dejaron a la madrastra sola mientras ellos disfrutaban de su felicidad.

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